Incluso los prodigios deben aprender lecciones agotadoras en público con más frecuencia. Carlos Alcaraz ha ganado cuatro títulos más distinguidos y extrae registros de tenis a un ritmo vertiginoso, pero hay muchas situaciones en la cancha que el joven de 21 años aún tiene que enfrentar. En el partido de cuartos de final del Abierto de Australia del martes contra Novak Djokovic, de 37 años, Alcaraz perdió 4-6, 6-4, 6-3, 6-4, y aprendió a lidiar con un oponente cuya lesión no le impidió jugar a un nivel histórico mundial.
A 4-4 en el primer set, Djokovic se deslizó fuertemente mientras corría hacia su derecha y pareció ajustar algo en su ingle izquierda, lo que le hizo hacer una mueca y estirarse. En su siguiente saque, luchó para empujar desde el suelo con esa pierna. Perdió la siguiente jugada y luego sacudió la cabeza hacia su banquillo, sugiriendo que no estaba bien. La lesión inesperada puso en peligro el partido más esperado del cuadro masculino en Melbourne.
El impacto de la lesión
Después de que le rompieron el saque, Djokovic fue evaluado por un fisioterapeuta, quien lo llevó fuera de la cancha para vendar su muslo izquierdo. Un médico administró una dosis de analgésicos. Djokovic regresó a la cancha y perdió el primer set ante Alcaraz, quien parecía imperturbable.
El segundo set ofreció un sombrío pronóstico para el resto del partido. Djokovic, todavía afectado en su movimiento, comenzó a golpear la pelota tan fuerte como pudo. No estaría haciendo eso si confiara en sus piernas. Ese nivel de agresión no es su estilo habitual, que podría ser el más sólido en la historia del tenis masculino: una lluvia de riesgos calibrados, tiros de ritmo medio-alto dirigidos a objetivos bastante seguros, cambiando la trayectoria de la jugada cada vez que quiere, hasta que se presenta una oportunidad indiscutible para matar.
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La reacción de Alcaraz
Por otro lado, Alcaraz parecía distraído. Es un fenómeno común y algo contraintuitivo en el tenis: la lesión de un jugador hace que el otro confíe menos en su plan de juego. El jugador no lesionado comienza a pensar demasiado, a dudar de lo que había sido efectivo hasta ese momento. Después del partido, Alcaraz reflexionó sobre lo que salió mal aquí. “Realmente sentí que estaba controlando el partido, y lo dejé entrar en el partido de nuevo. Y ese fue el mayor error que cometí hoy”, dijo. “Demostró que tenía problemas para moverse un poco en el segundo set, y tenía que empujarlo un poco más al límite. Y no lo hice. Después de eso, comenzó a sentirse mejor”.
El cambio en el juego de Djokovic
Djokovic ganó el segundo set con ese juego ultra-agresivo. Se sentía mejor, los analgésicos habían hecho su trabajo, y comenzó a jugar más como él mismo. En el tercer set, el tenis comenzó a chamuscar las cejas: una fusión sobrenatural de ofensiva y defensa por parte de dos de los contorsionistas más cautivadores del juego, a la par con las mejores jugadas producidas por esta rivalidad intergeneracional, como su final en Cincinnati en 2023 o su partido por la medalla de oro olímpica en 2024.
El final del partido
Djokovic volvió a tomar su medicación al comienzo del cuarto set y logró cerrar el partido, a pesar de un resurgimiento tardío de Alcaraz. Djokovic dijo, sentado en la conferencia de prensa, que las pastillas estaban desapareciendo y estaba empezando a sentir las sensaciones de la lesión de nuevo. Aunque no quiso especificar la lesión, dijo que se sentía muy similar a los problemas de isquiotibiales que tuvo en el Abierto de Australia en 2023 en camino al título. Pero tendría dos días completos de descanso para prepararse para su próximo partido, la quincuagésima semifinal de Grand Slam de su carrera, extendiendo su propio récord aún más.
Lecciones para Alcaraz
Si hay alguna crítica dura a Alcaraz en esta etapa de su ya impresionante carrera, es que puede ser distraído, propenso a perder su nivel máximo si algo, como una lesión del oponente, sacude su concentración. Pero si logra integrar la lección de este partido, eso no será un problema por mucho más tiempo.